De alguna u otra forma el instinto de supervivencia es uno de los más poderosos y arraigados en el ser humano. Este nos lleva va realizar actos de proeza extraordinarios que serían imposibles de realizar si no estuviera nuestra propia cabeza en juego. Alimentación, defensa, sexo, son todas motivaciones derivadas con la única intención de salvar el pellejo y por ende el de la humanidad, la raza, especie o como se quiera nombrar.
Pero este instinto no sólo se manifiesta en cuestiones de vida o muerte. cuando vemos amenazado los estudio, el trabajo, por cuestiones de competencia y sobre todo por las propias negligencias, los peor del ser aflora para conservar lo que se tiene. Hay una incapacidad innata por no afrontar las responsabilidades de nuestros actos y lo que es peor, el culpar a cualquiera y cualquier cosa de lo que nos pasa, desde el café en la mañana hasta el calentamiento global, todo confabula en nuestra contra con tal de no asumir lo ineludible. Para que dar ejemplos, sólo decir que la lista sería demasiado extensa en el caso del gobierno y para variar de nadie es la culpa.
En las relaciones humanos pasa algo similar, y específicamente en las relaciones de pareja. Cuando uno discute invariablemente se tiende a buscar un culpable, quizas con el fin inconsciente de exculpar nuestras propias faltas, de no ver los errores, por justicia o simple crueldad nos entrapamos en peleas sin fin en donde el culpable siempre es el otro. Puede que así sea, con justa razón o no se tiende a que hay un vencedor y un vencido, hay uno que gana y otro que pierde y en realidad en este torpe e inmaduro deporte es la propia pareja la que es derrotada. No digo que no haya que discutir,me parece muy bien, pero tenemos que ser consientes de ello y porque lo estamos haciendo, ya que sin darse cuenta se llega a un punto crítico, sin retorno en la que la separación es la única salida a lo que fue algún día un amor.
En política y otras instancias más cotidianas cuando se quiere arreglar un problema en donde el involucrado(el que la cago) es un alto funcionario o un tipo influyente(o son muchos) no falta el mago que de un sombrero saca el conejo salvador " DE NADIE ES LA CULPA", ¿nadie rompió alguna vez un vidrio jugando a la pelota en la sala de clases, en el patio o a la vecina mañosa? y ¿de quien era la culpa? de nadie!!.
Es por esto que quiero volver mi atención a la relación de pareja. Siempre buscamos un culpable, pero creo que es aquí en donde nos equivocamos.
Cuando la rabia, pena y el dolor se hace más soportable después de una ruptura y el tiempo nos ha servido para crecer más que alimentar odios añejos y nos preguntamos una vez más ¿de quien es la culpa? la respuesta aflora como un alivio de paz - "de nadie"-
Y en ningún caso es para eludir responsabilidades, esto se concluye luego de reconocer los errores propios y de la pareja, las circunstancia, inmadurez y tantos otros factores que influyen, esto se concluye después de perdonar y perdonarse, es la mejor forma de liberar ataduras y el primer indicio de dar vuelta la hoja de forma madura, sana.
Es por esto que el "nadie tiene la culpa" no es inconsistente sino que completamente coherente y el primer síntoma de sanación.
A no buscar más culpables, a perdonar, a perdonarse y por sobre todo agradecer...
Los dejo con uno de lo temas más desgarradores de el tremendo Beck, de uno de sus discos más desconocidos tal vez para la gran masa como es el Mutation, una joyita, un regalito para mis lectores que a su vez le da el sentido a esta columna.
Nobody's fault but my own, Beck, aplausos.